Bitácora
Residencias de arte colaborativo
Investigamos el origen de la ropa usada mundial. Desde los países consumistas, las prendas que la gente dona se venden al exterior, incluso terminan siendo exportadas a los países donde fueron fabricadas. Mientras se consumen 4 veces más prendas que en los años 90 algunos países están prohibiendo la importación de ropa usada por desequilibrar sus economías y ambiente.


El mercado de segunda mano está saturado. Mueve U$S 4.300 millones al año. Chile es el 2º importador de USA con 8.000 toneladas al año. Leemos las cifras, lo vivimos al estar entre paredes de fardos y cuadras interminables de ferias, escuchamos el relato de quienes participan. Reconocemos en esos fardos el fluir acelerado de toneladas de tela moviéndose por el mundo. Convivimos con inmensos volúmenes de desperdicio. La ropa es una plaga.
Solo un 10% de la ropa mundial se reutiliza. Lxs diseñadorxs y feriantxs que recuperamos prendas somos parte de ese porcentaje, aunque el problema excede la escala artesanal. El 60% de la ropa importada por Chile se quema en vertederos ilegales en Atacama. Los daños ambientales se huelen, son vapores hediondos de los plásticos que componen las telas.
Nos parece ridículo estar comprando los descartes del mundo, es nuestro material porque llevamos adelante soluciones ambientales, por eso pensamos encontrar una forma más justa de acceder a esas prendas. Por el momento conseguimos nuestro fardo. Es un desafío que nos permitirá aprender, sistematizar y crecer en escala perfeccionando nuestras técnicas, aumentando nuestro impacto positivo.
A pesar de este panorama poco alentador confiamos en encontrar equilibrio. Cada acción cuenta, valorando y cuidando nuestras prendas, eligiendo con conciencia nuestra ropa y siendo responsables de lo que vestimos cada día, lograremos cambiar a una forma más justa de vestirnos.

