Residencia ZEF
Me enteré de 12na mientras buscaba artículos en internet de otras marcas que hacían upcycling. Entré a su sitio web y vi que tenían un programa de residencias. Tuvimos una sesión por skype y aceptaron mi postulación para hacer la residencia por 4 semanas.
La primera semana en Atalaya ayudé con todo lo que hacía falta para el desfile del Mercedes Fashion Week, que se les venía encima. Todos estaban trabajando en eso y había mucho por hacer.
A partir de la segunda semana empecé con la residencia en sí. Yo estaba trabajando en La Paz mi colección de kimonos Tsuru Qenti para un showroom que iba a tener en Santa Cruz, así que decidí seguir trabajando el concepto de los kimonos y ver qué me podía aportar la residencia en Atalaya.
El primer día que trabajé con Mechi, me dio dos camisas para que vaya ensayando a ver qué salía. Frente al espejo empecé a probar opciones y terminé haciendo un kimono que se unía por las mangas, elaborado a partir de esas dos camisas y una tira de raso negro.
Mechi tenía dos kimonos japoneses originales, asi que saque la moldería del mas pequeño para poder trabajar también en base a moldes.
Como parte del programa, Mechi me acompañó a Belloto, la feria de ropa usada, y compré varias prendas y telas.
Con ese material elaboré 4 kimonos más. Uno basado en el molde que saqué, dos con pequeñas variaciones y el cuarto siguiendo la estructura de la prenda. Que se trataba de una bata a la que aumenté la parte de debajo de un vestido para alargar las mangas.
También aprendí a hacer los ponchos con chaquetas y aguayo, que al ser un diseño de código abierto y al tener acceso en La Paz a todo el material necesarios, me sirvió muchísimo para poner en práctica lo aprendido.
La última semana me fui a la Isla Santa María para trabajar con un proyecto que tenían allá. Pienso que fue la forma perfecta de cerrar la residencia.
Si bien el tiempo se me hizo muy corto, en general la experiencia me sirvió mucho. Trabajar con Mechi fue súper enriquecedor y desafiante. También me gustó mucho compartir con otras personas de distintos lugares que se dedican a lo mismo. En Bolivia el upcycling y trabajar con ropa usada no es común, puede incluso, llegar a ser mal visto y no conozco a muchas marcas que lo hagan, así que me ayudó a reafirmar de cierta forma lo que vengo haciendo.
A partir de la residencia empecé a trabajar mucho más la deconstrucción y siento que fue un gran impulso para arrancar con mas fuerza.
